Homilía del 23 de Abril de 2019: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 23 de Abril de 2019: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Del libro de los Hechos de los Apóstoles
Hch 2, 36-41

El día de Pentecostés, dijo Pedro a los judíos: «Sepa todo Israel, con absoluta certeza, que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado».

Estas palabras les llegaron al corazón y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» Pedro les contestó: «Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu Santo. Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos».

Con éstas y otras muchas razones los instaba y exhortaba, diciéndoles: «Pónganse a salvo de este mundo corrompido». Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unas tres mil personas.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Juan
Jn 20, 11-18

El día de la resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: «¿Por qué estás llorando, mujer?» Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto».

Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: «Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?» Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: «Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto». Jesús le dijo: «¡María!» Ella se volvió y exclamó: «¡Rabuní!», que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: «Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ «.

María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


¡Qué bonito es pensar que la primera aparición del Resucitado —según los Evangelios— sucedió de una forma tan personal! Que hay alguien que nos conoce, que ve nuestro sufrimiento y desilusión, que se conmueve por nosotros, y nos llama por nuestro nombre. Es una ley que encontramos esculpida en muchas páginas del Evangelio. En torno a Jesús hay muchas personas que buscan a Dios; pero la realidad más prodigiosa es que, mucho antes, está sobre todo Dios que se preocupa por nuestra vida, que la quiere revivir, y para hacer esto nos llama por nuestro nombre, reconociendo el rostro personal de cada uno.

(Audiencia General, 17 de mayo de 2017)


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