Homilía del 23 de Mayo de 2020: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 23 de Mayo de 2020: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura del Libro de los Hechos de los Apostoles
Hch 18, 23-28

En aquellos días, después de haber estado en Antioquía algún tiempo, emprendió Pablo otro viaje y recorrió Galacia y Frigia, confirmando en la fe a los discípulos.

Un judío, natural de Alejandría, llamado Apolo, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras, había ido a Éfeso. Aquel hombre estaba instruido en la doctrina del Señor, y siendo de ferviente espíritu, disertaba y enseñaba con exactitud lo concerniente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan.

Apolo comenzó a hablar valientemente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con mayor exactitud la doctrina del Señor. Como él deseaba pasar a Grecia, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allá para que lo recibieran bien. Cuando llegó, contribuyó mucho, con la ayuda de la gracia, al provecho de los creyentes, pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando, por medio de las Escrituras, que Jesús era el Mesías.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio segun San Juan
Jn 16, 23-28

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.

Les he dicho estas cosas en parábolas; pero se acerca la hora en que ya no les hablaré en parábolas, sino que les hablaré del Padre abiertamente. En aquel día pedirán en mi nombre, y no les digo que rogaré por ustedes al Padre, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí del Padre. Yo salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre’’.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


Él ora por nosotros ante el Padre. Siempre me ha gustado esto. Jesús, en su resurrección, tenía un cuerpo hermoso: los flagelos de la flagelación, de las espinas, se han ido, todos ellos. Los moretones de los golpes se han ido. Pero siempre quiso tener las plagas, y las plagas son precisamente su oración de intercesión al Padre: ‘Pero … mira … esto te pregunta en mi nombre, ¡mira!’. Esta es la novedad que nos cuenta Jesús. Nos cuenta esta novedad: confiar en su pasión, confiar en su victoria sobre la muerte, confiar en sus heridas. Él es el sacerdote y este es el sacrificio: sus heridas. Y esto nos da confianza, ¿eh? Nos da el coraje de rezar ”.

(Santa Marta, 11 de mayo de 2013)


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