Homilía del 8 de Mayo de 2019: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 8 de Mayo de 2019: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Del Libro de los Hechos de los Apóstoles
Hch 8, 1-8

El mismo día de la muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y por Samaria.

Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entre tanto, Saulo hacía estragos en la Iglesia: entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel.

Los que se habían dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Juan
Jn 6, 35-40

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen. Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día».


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


A veces, se escucha esta objeción sobre la santa misa : «Pero, ¿para qué sirve la misa? Yo voy a la iglesia cuando me apetece, y rezo mejor en soledad». Pero la Eucaristía no es una oración privada o una bonita experiencia espiritual, no es una simple conmemoración de lo que Jesús hizo en la Última Cena. Nosotros decimos, para entender bien, que la Eucaristía es «memorial», o sea, un gesto que actualiza y hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús: el pan es realmente su Cuerpo donado por nosotros, el vino es realmente su Sangre derramada por nosotros.

La Eucaristía es Jesús mismo que se dona por entero a nosotros. Nutrirnos de Él y vivir en Él mediante la Comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra vida, la transforma en un don a Dios y a los hermanos. Nutrirnos de ese «Pan de vida» significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos. Significa entrar en un dinamismo de amor y convertirse en personas de paz, personas de perdón, de reconciliación, de compartir solidario. Lo mismo que hizo Jesús .

Jesús concluye su discurso con estas palabras: «El que come este pan vivirá para siempre» (Jn 6, 58). Sí, vivir en comunión real con Jesús en esta tierra, nos hace pasar de la muerte a la vida. El Cielo comienza precisamente en esta comunión con Jesús.

(Angélus, 16 de agosto de 2015)


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