Homilía del 8 de Mayo de 2021: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 8 de Mayo de 2021: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Del Libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 1-10

En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo, llamado Timoteo, hijo de padre griego y de madre judía cristiana. Timoteo gozaba de muy buena fama entre los hermanos de Listra e Iconio. Pablo quiso llevarlo consigo y lo circuncidó, en atención a los judíos de aquellas regiones, pues todos sabían que su padre era pagano.

En todas las ciudades por donde iban pasando, daban a conocer las decisiones tomadas por los apóstoles y los presbíteros de Jerusalén, para que las pusieran en práctica. De esta manera las comunidades cristianas se fortalecían en la fe y el número de creyentes aumentaba cada día más.

Como el Espíritu Santo les había prohibido predicar la palabra en la provincia de Asia, Pablo y Timoteo atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a los límites de Misia, se propusieron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces atravesaron Misia y llegaron a Tróade. Por la noche, Pablo tuvo una aparición: vio a un macedonio, que de pie ante él, le rogaba: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!”

Después de esta visión, determinamos salir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba a predicar allí el Evangelio.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Juan 15, 18-21

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.

Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió”.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


«El camino de los cristianos es el camino de Jesús. Si queremos ser seguidores de Jesús, no hay otro camino sino el que Él marcó. Y una de las consecuencias de esto es el odio, es el odio del mundo, y también el odio del príncipe de este mundo. “Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo,… pero como no son del mundo, el mundo los odia». Fue Él mismo quien nos eligió y nos rescató del poder del mundo, nos eligió: ¡pura gracia! Por su muerte, por su resurrección, nos liberó del poder del mundo, del poder del diablo, del poder del príncipe de este mundo. Y el origen del odio es éste: hemos sido salvados. Y ese príncipe que no quiere, que no quiere que nos salvemos, nos odia y da lugar a la persecución que desde los tiempos de Jesús continúa hasta nuestros días.»

(Santa Marta 4 de mayo de 2013)


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