Homilía del 9 de Setiembre de 2021: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 9 de Setiembre de 2021: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


De la Carta de Pablo a los Colosenses 3, 12-17

Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales, y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Lucas 6, 27-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de
extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.

Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.

No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida conque midan, serán medidos’’.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

Este pasaje culmina con la invitación: «Sed, pues, misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso». Pidamos al Señor entender algo de este misterio cristiano, y pidamos la gracia de ser misericordiosos, como el Padre que da todos sus bienes a los buenos y a los malos. Hoy nos hará bien pensar en un enemigo -creo que todos tenemos uno- que nos ha hecho daño o que nos quiere hacer daño o que intenta hacernos daño. […] Recemos por él. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de desear su bien. Porque si la “oración mafiosa” es: “Me la pagarás por esto», la oración cristiana es: «Señor, dale tu bendición y enséñame a amarlo».

(Mditacion matutina en la Capilla del Domus Sanctae Marthae, 19 de junio de 2018)


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