San Germano de Capua, Obispo

San Germano de Capua, Obispo
La historia de san Germano, obispo de Capua, constituye un verdadero ejemplo de que el alma, al momento de la muerte, si se halla en estado de gracia, es conducida por su Ángel de la guarda hasta el cielo.

San Benito, el gran padre monacal, pudo observar en una visión el regreso de su amigo, el obispo Germano, a la patria celestial, como relata san Gregorio Magno en sus Diálogos (2, 35):

Cuando Benito se encontraba una noche en la ventana -los hermanos todavía dormían, pero él ya había rezado la liturgia nocturna de las horas- y suplicaba insistentemente a Dios, en esa hora de profunda oscuridad nocturna vio de repente una luz que bajaba del cielo, haciendo huir la oscuridad de la noche y brillando con tanta claridad que […] superaba la luz del día. El venerable padre [Benito] miró con atención hacia el esplendor de esta luz deslumbrante y vio cómo el alma de Germano, el obispo de Capua, era llevada al cielo por los Ángeles en una esfera de fuego.

El diácono a quien san Benito llamó agitadamente como testigo “estaba totalmente confuso por este griterío tan desacostumbrado en un hombre como Benito” y solamente pudo vislumbrar un pequeño destello de esta aparición. Un mensajero enviado rápidamente a Capua confirmaría que a la misma hora en que sucedió la visión de Benito había muerto el santo obispo Germano.

Hechos semejantes se relatan frecuentemente en la muerte de personas santas. Así, en la Vita del santo obispo Gerardo de Toul († 23 de abril de 994), quien durante el periodo del santo obispo Bruno de Colonia se desempeñaba como canónigo de San Pedro en Colonia, y después, desde el año 963 hasta su muerte en el año 994, como obispo de Toul, el autor manifiesta:

“Vi las multitudes de los santos Ángeles llenos de alegría, corriendo apresuradamente al encuentro del alma moribunda y conduciéndola con palabras de amable consuelo ante la faz del juez eterno.”

La propia Iglesia reza en la muerte de los fieles: “¡Apresuraos a socorrer, vosotros, Ángeles del Señor, recibid esta alma, lleváosla ante la faz del Altísimo!”

Fuente: religiones.co

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *