Homilía del 8 de Junio de 2024: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 8 de Junio de 2024: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo

2 Tm 4, 1-8

Querido hermano: En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, te pido encarecidamente, por su advenimiento y por su Reino, que anuncies la palabra; insiste a tiempo y a destiempo; convence, reprende y exhorta con toda paciencia y sabiduría.

Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se rodearán de maestros que les halaguen el oído; se harán sordos a la verdad y sólo escucharán las fábulas.

Tú, en cambio, sé siempre prudente, soporta los sufrimientos, cumple tu trabajo de evangelizador y desempeña a la perfección tu ministerio.

Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.


EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

Lc 2, 41-51

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”. Él les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

El asombro (…) y la angustia (…) son los dos elementos sobre los que quisiera llamar vuestra atención: (…) En la familia de Nazaret el asombro nunca ha faltado, ni siquiera en un momento dramático como el como la confusión de Jesús: es la capacidad de asombrarse ante la manifestación gradual del Hijo de Dios. Es el mismo asombro que sorprende también a los doctores del templo, admirados «por su inteligencia y sus respuestas» (v. 47). ). Pero ¿qué es el asombro, qué es asombrarse? Asombrarse y maravillarse es lo contrario a dar todo por sentado, es lo contrario a interpretar la realidad que nos rodea y los acontecimientos de la historia sólo según nuestro criterio. Y quien hace esto no sabe lo que es el asombro, lo que es el asombro. Sorprenderse es abrirse a los demás, comprender las razones de los demás: esta actitud es importante para sanar las relaciones comprometidas entre las personas, y también es esencial para sanar las heridas abiertas en el seno de la familia. (…) El segundo elemento que quisiera captar del Evangelio es la angustia que vivieron María y José al no encontrar a Jesús (…) Esa angustia que sintieron en los tres días de la pérdida de Jesús debe ser también la nuestra. angustia cuando estamos lejos de Él, cuando estamos lejos de Jesús. Deberíamos sentir angustia cuando nos olvidamos de Jesús durante más de tres días, sin orar, sin leer el Evangelio, sin sentir la necesidad de su presencia y de su amistad consoladora.

(Ángelus, 30 de diciembre de 2018)

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