Homilía del 14 de Febrero de 2024: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 14 de Febrero de 2024: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura de la Carta de Santiago
Sant 1, 12-18

Hermanos: Dichoso el hombre que sufre la tentación, porque después de superarla, recibirá en premio la corona de la vida, que Dios ha prometido a los que lo aman.

Que nadie diga, cuando sufre una tentación, que es Dios el que lo tienta, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni pone él mismo a nadie en tentación. Más bien, cuando alguno es tentado, es su propia concupiscencia la que lo arrastra y lo seduce. La concupiscencia concibe y da a luz al pecado; y el pecado, cuando madura, engendra la muerte.

No se equivoquen, queridos hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia voluntad nos engendró mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.


EVANGELIO DEL DÍA


Lectura del santo evangelio según san Marcos

Mc 8, 14-21

En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: «Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes». Entonces ellos comentaban entre sí: «Es que no tenemos panes».

Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: «¿Por qué están comentando que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?» Ellos le contestaron: «Doce». Y añadió: «¿Y cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?» Le respondieron: «Siete». Entonces él dijo: «¿Y todavía no acaban de comprender?»


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

Pensemos en los cuatro grupos ideológicos de la época de Jesús: los fariseos, los saduceos, los esenios y los guerrilleros, los zelotes; cuatro grupos que habían endurecido su corazón para llevar a cabo un plan que no era el de Dios, no había lugar para el plan de Dios, no había lugar para la compasión. Cuando el corazón se endurece, se olvida. Se olvida la gracia de la salvación, se olvida la gratuidad, el corazón duro lleva a discusiones, lleva a guerras, lleva al egoísmo, lleva a la destrucción del hermano, porque no hay compasión. El mayor mensaje de salvación es que Dios tuvo compasión de nosotros. Eso dice el Evangelio, cuando Jesús ve a una persona, en una situación dolorosa, «tuvo compasión de ella». Jesús es la compasión del Padre, Jesús es la bofetada a toda dureza de corazón. Cada uno de nosotros tiene algo que se ha endurecido en nuestro corazón. Recordemos para que el Señor nos dé el corazón recto y sincero (…) donde vive el Señor. El Señor no puede entrar en los corazones duros, el Señor no puede entrar en los corazones ideológicos. El Señor entra sólo en corazones que son como Su corazón, corazones compasivos, corazones que tienen compasión, corazones abiertos. Que el Señor nos dé esta gracia.

(Homilía desde Santa Marta, 18 de febrero de 2020)

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