Homilía del 15 de Abril de 2019: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 15 de Abril de 2019: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Del libro del profeta Isaías
Is 42, 1-7

Miren a mi siervo, a quien sostengo,
a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En él he puesto mi espíritu,
para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles;
no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea.
Promoverá con firmeza la justicia,
no titubeará ni se doblegará
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra
y hasta que las islas escuchen su enseñanza.

Esto dice el Señor Dios,
el que creó el cielo y lo extendió,
el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota;
el que dio el aliento a la gente que habita la tierra
y la respiración a cuanto se mueve en ella:
«Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación,
te llamé, te tomé de la mano, te he formado
y te he constituido alianza de un pueblo,
luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión
y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas».


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Juan
Jn 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: «¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.

Entonces dijo Jesús: «Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán».

Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


Esta es la vida cristiana, una historia de amor con Dios, donde el Señor toma la iniciativa de forma gratuita y donde ninguno de nosotros puede reclamar la exclusiva de la invitación: nadie es privilegiado sobre los demás, pero cada uno es privilegiado ante Dios. De este amor gratuito, tierno y privilegiado, la vida cristiana nace y renace siempre. Podemos preguntarnos si, al menos una vez al día, confesamos al Señor nuestro amor por él; si recordamos, en tantas palabras, decirle todos los días: «Te amo, Señor. Tú eres mi vida ”. Porque, si el amor se pierde, la vida cristiana se vuelve estéril, se convierte en un cuerpo sin alma, en una moralidad imposible, en un conjunto de principios y leyes para adaptarse sin una razón. En cambio, el Dios de la vida espera una respuesta de la vida, el Señor del amor espera una respuesta de amor. Dirigiéndose a una iglesia, en el libro del Apocalipsis, hace un reproche preciso: «Has abandonado a tu primer amor» (2,4). Aquí está el peligro: una vida cristiana de rutina, donde la gente está satisfecha con la «normalidad», sin entusiasmo, sin entusiasmo y con poca memoria. En cambio, reavivemos el recuerdo del primer amor: somos los seres queridos, los invitados a la boda y nuestra vida es un regalo, porque cada día es la magnífica oportunidad de responder a la invitación.

(Homilia, 15 de octubre de 2017).


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