Homilía del 16 de Noviembre de 2020: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 16 de Noviembre de 2020: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5

Ésta es la revelación que Dios le confió a Jesucristo, para que él manifestara a sus servidores lo que tiene que suceder en breve, y que comunicó, por medio de un ángel, a su siervo Juan. El cual narra lo que vio y afirma que es palabra de Dios, atestiguada por Jesucristo. Dichosos los que lean y escuchen la lectura de esta profecía y hagan caso de lo que en ella está escrito, porque el tiempo señalado está cerca.

Yo, Juan, les deseo la gracia y la paz a las siete comunidades cristianas de la provincia de Asia, de parte del que es, del que era, del que ha de venir, y de parte de los siete espíritus que están ante su trono.

Oí al Señor, que me decía: “Al encargado de la comunidad cristiana de Efeso escríbele así: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y camina entre los siete candelabros de oro:

‘Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu paciencia; sé que no puedes soportar a los malvados, que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo, y descubriste que eran unos mentirosos. Eres tenaz, has sufrido por mí y no te has rendido a la fatiga. Pero tengo en contra tuya que ya no tienes el mismo amor que al principio. Recuerda de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a proceder como antes’ ”.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Lucas 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”

Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” Él le contestó: “Señor, que vea”. Jesús le dijo: “Recobra la vista; tu fe te ha curado”.

Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


«Cuando rezamos, es el mismo Señor quien nos pregunta: ‘¿Creen que puedo hacer esto?’ Una pregunta de la que surgen otras que cada uno debe hacerse: ‘¿Estoy seguro de que puede hacer esto? ¿O rezo un poco, pero no sé si él puede hacerlo?’ La respuesta es que ciertamente él puede hacerlo, aunque cuándo lo hará y cómo lo hará, no lo sabemos. Sólo esa es la seguridad de la oración. En cuanto a la necesidad específica que motiva nuestra oración, es necesario presentarla con la verdad al Señor: ‘estoy ciego, Señor, tengo esta necesidad, tengo esta enfermedad, tengo este pecado, tengo este dolor’. Y él escuchará nuestra necesidad, él escuchará que le pedimos con certeza su intervención. Pensemos pues si nuestra oración es necesitada y segura: necesitada, porque nos decimos la verdad a nosotros mismos, y segura, porque creemos que el Señor puede hacer lo que le pedimos».

(Santa Marta 6 de diciembre de 2013)


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *