Homilía del 2 de Agosto de 2023: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 2 de Agosto de 2023: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura del libro del Éxodo

Ex 34, 29-35

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en las manos, no sabía que tenía el rostro resplandeciente por haber hablado con el Señor.

Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y al ver que su rostro resplandecía, tuvieron miedo de acercársele. Pero Moisés los llamó, y entonces Aarón y todos los jefes del pueblo se acercaron y Moisés habló con ellos. A continuación se le acercaron también todos los israelitas y él les comunicó todo lo que el Señor le había ordenado en el monte Sinaí. Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo.

Siempre que Moisés se presentaba ante el Señor para hablar con él, se quitaba el velo de su rostro, y al salir, comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado.

Ellos veían entonces que el rostro de Moisés resplandecía, y Moisés cubría de nuevo su rostro, hasta que entraba a hablar otra vez con el Señor.

EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del santo evangelio según san Mateo

Mt 13, 44-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra».


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

Los gestos de ese hombre y del mercader que van en busca, despojándose de sus bienes, para comprar realidades más preciosas, son gestos decisivos, son gestos radicales, diría sólo de ida, no de ida y vuelta: son de ida gestos Y, además, cumplido con alegría porque ambos encontraron el tesoro. Estamos llamados a asumir la actitud de estos dos personajes evangélicos, convirtiéndonos también sanamente en inquietos buscadores del Reino de los Cielos. Se trata de abandonar el pesado lastre de nuestras seguridades mundanas que nos impiden buscar y construir el Reino: el deseo de poseer, la sed de ganancia y poder, pensando sólo en nosotros mismos. Hoy en día, como todos sabemos, la vida de algunas personas puede ser mediocre y aburrida porque probablemente no fueron en busca de un verdadero tesoro: se conformaron con cosas atractivas pero efímeras, con destellos brillantes pero ilusorios porque los dejan en la oscuridad. . En cambio, la luz del Reino no es fuego artificial, es luz: el fuego artificial dura sólo un instante, la luz del Reino nos acompaña toda la vida. El Reino de los Cielos es lo contrario de lo superfluo que ofrece el mundo, es lo contrario de una vida banal: es un tesoro que renueva la vida cada día y la expande hacia horizontes más amplios. En efecto, quien ha encontrado este tesoro tiene un corazón creativo y buscador, que no repite sino que inventa, trazando y siguiendo nuevos caminos que nos llevan a amar a Dios, a amar a los demás, a amarnos verdaderamente a nosotros mismos.

(Ángelus, 26 de julio de 2020)

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