Homilía del 2 de Marzo de 2019: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 2 de Marzo de 2019: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Del Libro de Sirácida
Sir 17, 1-13

El Señor formó de tierra a los hombres
y los hace retornar a ella.
Les señaló un número contado de días
y les dio dominio sobre las cosas de la tierra.
Les concedió un poder semejante al suyo
y los hizo conforme a su propia imagen.
A todo viviente le infundió el temor a los hombres,
para que éstos dominaran a las bestias y a las aves.

Les formó lengua, boca, ojos y oídos,
y les concedió la mente para que pudieran razonar.
Los colmó de ciencia y sabiduría
y les mostró el bien y el mal.
Con la luz de su mirada iluminó sus corazones,
para hacerles ver la grandeza de sus obras
y así alabaran su santo nombre
y proclamaran sus maravillas.

Mayor sabiduría les concedió
al darles en herencia la ley de la vida. Estableció con ellos una alianza eterna
y les dio a conocer sus mandamientos.

Los hombres contemplaron con sus ojos la grandeza del Señor
y oyeron la majestad de su voz con sus oídos.
Les ordenó evitar toda injusticia
y les dio preceptos acerca del prójimo.

La conducta de los hombres es patente a la vista del Señor,
no puede ocultarse a su mirada.
El Señor le puso un jefe a cada nación,
pero Israel es su pueblo predilecto.
Para el Señor, todas las acciones del hombre son tan claras
como la luz del sol;
sus ojos siempre están observando la conducta del hombre.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Marcos
Mc 10, 13-16

En aquel tiempo, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo.

Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


Los cristianos que piden nunca deben encontrar puertas cerradas. Las iglesias no son oficinas donde presentar documentos y papeles cuando se pide entrar en la gracia de Dios. «No debemos instituir el octavo mandamiento, el de la aduana pastoral». Fue la acogida cristiana el tema de la reflexión del Papa Francisco en la homilía de la misa concelebrada en la capilla de la Domus Sanctae Marthae […]. Comentando el Evangelio de Marcos (10, 13-16) el Pontífice recordó la reprensión que Jesús dirigió a sus discípulos que querían alejar de Él a los niños que la gente llevaba para que les acariciara. Los discípulos proponían «una bendición general y, luego, fuera todos». Pero, ¿qué dice el Evangelio? Dice que Jesús se indignó —respondió el Papa— diciendo «dejad que vengan a mí, no se lo impidáis. A quien es como ellos pertenece el reino de Dios».

La fe del pueblo de Dios es una fe sencilla. Por ejemplo, tal vez no sabe explicar bien quién es la Virgen, pero «para esto —dijo el Santo Padre— es necesario ir al teólogo: te explicará bien quién es María». Pero, agregó inmediatamente, «si tú quieres saber cómo se ama a María, debes ir al pueblo de Dios que te lo enseñará mejor y bien». Es un pueblo «que siempre se acerca para pedir algo de Jesús» y algunas veces también con un poco de insistencia. Como relató a continuación: «Recuerdo una vez durante la fiesta patronal en la ciudad de Salta; una señora humilde pedía a un sacerdote una bendición. El sacerdote le dijo: Pero señora, usted está en la misa. Y luego le explicó toda la teología de la bendición en la misa. Ah, gracias padre, sí padre, respondió la señora. Pero cuando el sacerdote se marchó la señora se dirigió a otro sacerdote: Bendígame. Todas aquellas palabras no entraron en ella porque tenía otra necesidad, la necesidad de ser tocada por el Señor. Esta es la fe que buscamos y que debemos encontrar siempre porque la suscita el Espíritu Santo. Nosotros debemos facilitarla, hacerla crecer, ayudarle a crecer».

El Papa volvió a explicar la actitud de Jesús que reprende a los apóstoles, quienes impedían a la gente acercarse a Él. No lo hacían por maldad: sólo querían ayudarle. Lo mismo habían hecho los que en Jericó intentaron hacer callar al ciego que, al advertir la presencia de Jesús, gritaba para atraer su atención y ser salvado por Él. Era como si hubieran dicho, explicó el Papa: «El protocolo no lo permite: éste es la segunda persona de la Trinidad, ¿qué haces? Esto me hace pensar en muchos cristianos…».

Para explicar mejor el concepto, el Pontífice presentó algunos ejemplos. En especial lo que sucede cuando dos novios que quieren casarse se presentan en la secretaría de una parroquia y, en lugar de apoyo y felicitación, oyen enumerar los costes de la ceremonia o la pregunta si todos sus documentos están en regla. De este modo, a veces, recordó el Papa, ellos «encuentran la puerta cerrada». Así, quien tendría la posibilidad «de abrir la puerta dando gracias a Dios por este nuevo matrimonio» no lo hace, es más, la cierra. Muchas veces «somos controladores de la fe en lugar de ser facilitadores de la fe de la gente». Y es algo, agregó el Santo Padre, que «comenzó en los tiempos de Jesús, con los Apóstoles».

Se trata de «una tentación que tenemos nosotros; la de adueñarnos, apropiarnos del Señor». Y una vez más el Papa recurrió a un ejemplo: el caso de una madre soltera que va a una iglesia, a la parroquia, pide bautizar al niño y encuentra como respuesta «por parte de un cristiano o de una cristiana»: no, «no puedes, tú no estás casada». Continuó: «Mirad a esta joven que tuvo la valentía de llevar adelante el embarazo» y de no abortar: «¿Qué encuentra? Una puerta cerrada. Esto le sucede a muchas. Esto no es un buen celo pastoral. Esto aleja del Señor, no abre las puertas. Y así, cuando nosotros vamos por este camino, con esta actitud, no hacemos bien a la gente, al pueblo de Dios. Jesús instituyó siete sacramentos y nosotros con esta actitud instituimos el octavo, el sacramento de la aduana pastoral».

«Jesús se indigna cuando ve estas cosas. ¿Quién sufre por ésto? Su pueblo fiel, la gente que Él tanto ama». Jesús, explicó el Papa Francisco concluyendo la homilía, quiere que todos se acerquen a Él. «Pensemos en el santo pueblo de Dios, pueblo sencillo, que quiere acercarse a Jesús. Y pensemos en todos los cristianos de buena voluntad que se equivocan y en lugar de abrir una puerta la cierran. Pidamos al Señor que todos aquellos que se acercan a la Iglesia encuentren las puertas abiertas para encontrar este amor de Jesús».

(Santa Marta, 25 de mayo de 2013)


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