Homilía del 29 de Febrero de 2020: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 29 de Febrero de 2020: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura del libro del profeta Isaías
Is 58, 9-14

Esto dice el Señor:
“Cuando renuncies a oprimir a los demás
y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva;
cuando compartas tu pan con el hambriento
y sacies la necesidad del humillado,
brillará tu luz en las tinieblas
y tu oscuridad será como el mediodía.
El Señor te dará reposo permanente;
en el desierto saciará tu hambre y dará vigor a tu cuerpo;
serás como un huerto bien regado,
como un manantial cuyas aguas no se agotan.
Construirás sobre tus viejas ruinas
y edificarás sobre cimientos muy antiguos;
te llamarán reparador de brechas
y restaurador de hogares derruidos.
Si detienes tus pasos para no violar el sábado
y no tratas tus negocios en mi día santo,
si llamas al sábado tu delicia
y lo consagras a la gloria del Señor,
si lo honras absteniéndote de viajes,
de buscar tu interés, de tratar tus asuntos,
entonces el Señor será tu delicia.
Te asentaré sobre mis montañas,
te haré gustar la herencia de tu padre Jacob’’.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según san Lucas
Lc 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: “¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?” Jesús les respondió: “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


Ahí ves la fuerza que Jesús tiene para cambiar un corazón. Esto fue lo peor, pero Jesús logró cambiarlo. Quizás conozca a personas que dicen: «Ah, nunca puedo ser bueno, porque tengo tantas cosas detrás de mí, que nunca podré cambiar …». Y Jesús puede cambiar lo peor y convertirlo en evangelista, apóstol y santo. Es por eso que me gusta tanto este pasaje del Evangelio, porque vemos la fuerza de Jesús para cambiar nuestros corazones, para hacerlos buenos.

(Visita pastoral a la parroquia «San Paolo della Croce», 15 de abril de 2018)


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