Homilía del 31 de Octubre de 2019: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 31 de Octubre de 2019: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos
Rom 8, 31-35. 37-39

Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros?

¿Qué cosa podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo? ¿Las tribulaciones? ¿Las angustias? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada?

Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias a aquel que nos ha amado; pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni los poderes de este mundo, ni lo alto ni lo bajo, ni creatura alguna podrá apartarnos del amor que nos ha manifestado Dios en Cristo Jesús.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Lucas
Lc 13, 31-35

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: «Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte».

Él les contestó: «Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!

Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’ »


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


También hoy ante las calamidades naturales, ante las guerras hechas para “adorar al dios dinero”, ante los niños asesinados, Dios llora. Lo subrayó el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

“Hoy Dios llora – dijo Francisco – por la humanidad que no comprende “la paz que Él nos ofrece, la paz del amor”.

En el Evangelio del día, Jesús define a Herodes “zorro”, después de que algunos fariseos le han referido que quiere matarlo. Y dice lo que sucederá: “Se prepara a morir”. Después, Jesús se dirige a la “Jerusalén cerrada”, que mata a los profetas que le son enviados.

Entonces cambia de tono – subrayó el Santo Padre – y “comienza a hablar con ternura”, “la ternura de Dios”. Jesús “mira a su pueblo, ve la ciudad de Jerusalén”. Y aquel día “lloró por Jerusalén”. “Es Dios Padre el que llora aquí en la persona de Jesús: ‘¡Tantas veces he querido reunir a tus hijos como una clueca a sus polluelos bajo las alas y ustedes no han querido!’”:

“Alguien dijo que Dios se ha hecho hombre para poder llorar, llorar por lo que habían hechos sus hijos. El llanto ante la tumba de Lázaro es el llanto por el amigo. Éste es el llanto del Padre”.

Y mientras el llanto ante la tumba de Lázaro – dijo Francisco – es por el amigo, “éste es el llanto del Padre”. Después su pensamiento fue al padre del hijo pródigo, cuando le pide la herencia y se va. Aquel padre no fue a lo de sus vecinos a decir: “¡Mira, mira qué cosa me ha sucedido! ¡Qué me he hecho este pobre desgraciado! Yo maldigo a mi hijo…”. No hizo esto, prosiguió diciendo el Pontífice. “Esto seguro de que tal vez haya ido a llorar solo a su habitación”:

“¿Y por qué digo esto? Porque el Evangelio no dice esto, dice que cuando el hijo volvió lo vio desde lejos: esto significa que el Padre continuamente subía a la terraza a mirar el camino para ver si el hijo regresaba. Y un padre que hace esto es un padre que vive en el llanto, esperando que el hijo vuelva. Éste es el llanto de Dios Padre. Y con este llanto el Padre recrea, en su Hijo, toda la creación”.

Por último, el pensamiento del Papa Bergoglio se detuvo en el momento en el que Jesús, con la cruz, va al Calvario, y dice a las mujeres piadosas que lloraban que no lo hicieran por Él, sino por sus propios hijos. Por tanto – dijo – un “llanto de padre y de madre, y Dios también hoy sigue llorando”:

“También hoy ante las calamidades, ante las guerras que se hacen para adorar al dios dinero, ante tantos inocentes asesinados por las bombas que tiran los adoradores del ídolo dinero, también hoy, el Padre llora, también hoy dice: ‘Jerusalén, Jerusalén, hijitos míos, ¿qué están haciendo?’. Y lo dice a las víctimas, pobrecitas, y también a los traficantes de armas y a todos aquellos que venden la vida de la gente. Nos hará bien pensar que nuestro Padre Dios se ha hecho hombre para poder llorar, y nos hará bien pensar que nuestro Padre Dios hoy llora: llora por esta humanidad que no termina de entender la paz que Él nos ofrece, la paz del amor”.

(Santa Marta, 27 de octubre de 2016)


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