Homilía del 4 de Diciembre de 2023: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 4 de Diciembre de 2023: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura del libro de Isaías

Is 11, 1-10

En aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz.
Sobre él se posará el espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de piedad y temor de Dios.

No juzgará por apariencias,
ni sentenciará de oídas;
defenderá con justicia al desamparado
y con equidad dará sentencia al pobre;
herirá al violento con el látigo de su boca,
con el soplo de sus labios matará al impío.
Será la justicia su ceñidor,
la fidelidad apretará su cintura.

Habitará el lobo con el cordero,
la pantera se echará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos
y un muchachito los apacentará.
La vaca pastará con la osa
y sus crías vivirán juntas.
El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora;
la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago
por todo mi monte santo,
porque así como las aguas colman el mar,
así está lleno el país de la ciencia del Señor.

Aquel día la raíz de Jesé se alzará
como bandera de los pueblos,
la buscarán todas las naciones
y será gloriosa su morada.


EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Lc 10, 21-24

En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: «¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron».


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

No todas las oraciones son iguales, ni todas son convenientes: la propia Biblia da testimonio del mal resultado de muchas oraciones, que son rechazadas. Quizás Dios a veces no esté contento con nuestras oraciones y ni siquiera nos damos cuenta. Dios mira las manos de quienes oran: para purificarlas no es necesario lavarlas, si acaso es necesario abstenerse de malas acciones. San Francisco oró: […]“Ningún hombre es digno de nombrarte” (Cántico del Hermano Sol).
Pero quizás el reconocimiento más conmovedor de la pobreza de nuestra oración floreció en labios de aquel centurión romano que un día rogó a Jesús que sanara a su siervo enfermo (cf. Mt 8,5-13). Se sentía completamente inadecuado: no era judío, era un oficial del odiado ejército de ocupación. Pero la preocupación por el siervo le hace atreverse y dice: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero di una sola palabra y mi siervo será sanado» (v. 8). Es la frase que también repetimos en cada liturgia eucarística. El diálogo con Dios es una gracia: no somos dignos de ello, no tenemos derecho a reclamar, «cojeamos» con cada palabra y con cada pensamiento… Pero Jesús es la puerta que nos abre a este diálogo con Dios.

(General Audiencia, 3 de marzo de 2021)

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