Homilía del 4 de Enero de 2019: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 4 de Enero de 2019: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


De la Primera Carta de Juan
1 Jn 3, 7-10

Hijos míos: No dejen que nadie los engañe. Quien practica la santidad es santo, como Cristo es santo. Quien vive pecando, se deja dominar por el diablo, ya que el diablo es pecador desde el principio.

Pues bien, para eso se encarnó el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. Ninguno que sea hijo de Dios sigue cometiendo pecados, porque el germen de vida que Dios le dio permanece en él. No puede pecar, porque ha nacido de Dios.

En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: todo aquel que no practica la santidad, no es de Dios; tampoco es de Dios el que no ama a su hermano.


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Juan
Jn 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: «Éste es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Ellos le contestaron: «¿Dónde vives, Rabí?» (Rabí significa ‘maestro’). Él les dijo: «Vengan a ver».

Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que quiere decir ‘el Ungido’). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás» (que significa Pedro, es decir, ‘roca’).


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


En esta búsqueda, es fundamental el papel de un verdadero testigo: de una persona que ha hecho antes el camino y ha encontrado al Señor. En el Evangelio, Juan Bautista es ese testigo. Por eso pudo orientar a sus discípulos hacia Jesús, que los involucra en una nueva experiencia diciendo: “Venid y veréis” (v. 39). Y aquellos dos no pudieron olvidar la belleza de este encuentro, hasta el punto que el Evangelista anota incluso la hora: “Eran alrededor de las cuatro de la tarde” (ibid). Solo un encuentro personal con Jesús genera un camino de fe y de discipulado. Podremos tener muchas experiencias, realizar muchas cosas, establecer relaciones con muchas personas, pero solo el encuentro con Jesús, en esa hora que Dios conoce, puede dar un sentido pleno a nuestra vida y hacer fecundos nuestros proyectos y nuestras iniciativas.

(Angelus, 14 de enero de 2018)


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