Homilía del 4 de Setiembre de 2023: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 4 de Setiembre de 2023: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses

1 Tes 4, 13-18

Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él.

Lo que les decimos, como palabra del Señor, es esto: que nosotros, los que quedemos vivos para cuando venga el Señor, no tendremos ninguna ventaja sobre los que ya murieron.

Cuando Dios mande que suenen las trompetas, se oirá la voz de un arcángel y el Señor mismo bajará del cielo. Entonces, los que murieron en Cristo resucitarán primero; después nosotros, los que quedemos vivos, seremos arrebatados, juntamente con ellos entre nubes, por el aire, para ir al encuentro del Señor, y así estaremos siempre con él.

Consuélense, pues, unos a otros con estas palabras.

EVANGELIO DEL DÍA

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Lc 4, 16-30

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: «Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír».

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: «¿No es éste el hijo de José?»

Jesús les dijo: «Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm’ «.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

(…) Jesús comienza diciendo: «Hoy se ha cumplido esta Escritura». Detengámonos en este «hoy». La Palabra de Dios es siempre «hoy». La profecía de Isaías data de siglos atrás, pero Jesús, “con la fuerza del Espíritu”, la actualiza y, sobre todo, la lleva a cumplimiento e indica el camino para recibir la Palabra de Dios: hoy. Habla hoy con tu corazón. Los vecinos del pueblo de Jesús quedan impresionados por su palabra. Aunque, nublados por los prejuicios, no le creen, se dan cuenta de que su enseñanza es diferente a la de los demás maestros: sienten que hay más en Jesús. ¿Qué? Está la unción del Espíritu Santo. A veces sucede que nuestros sermones y nuestras enseñanzas siguen siendo genéricos, abstractos, no tocan el alma y la vida de las personas. ¿Y por qué? Porque les falta la fuerza de esto hoy, lo que Jesús «llena de sentido» con la fuerza del Espíritu es hoy. Él te está hablando hoy. La predicación corre este riesgo: sin la unción del Espíritu empobrece la Palabra de Dios, cae en moralismos o conceptos abstractos; presenta el Evangelio con desapego, como si estuviera fuera de tiempo, alejado de la realidad. Y este no es el camino. Pero una palabra en la que no palpita la fuerza de hoy no es digna de Jesús y no ayuda a la vida de las personas. Por eso quien predica, por favor, sea el primero en tener que experimentar el hoy de Jesús, para poder comunicarlo en el hoy de los demás.

(Ángelus, 23 de enero de 2022)

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