LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
Hch 13, 26-33
En aquellos días, Pablo continuó su predicación en la sinagoga de Antioquía de Pisidia con estas palabras:
«Hermanos míos, descendientes de Abraham, y cuantos temen a Dios: Este mensaje de salvación les ha sido enviado a ustedes. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús, y al condenarlo, cumplieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado: no hallaron en Jesús nada que mereciera la muerte, y sin embargo, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y después de cumplir todo lo que de él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en el sepulcro.
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y él, ya resucitado, se apareció durante muchos días a los que lo habían seguido de Galilea a Jerusalén. Ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.
Nosotros les damos la buena nueva de que la promesa hecha a nuestros padres nos la ha cumplido Dios a nosotros, los hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy».
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan
Jn 14, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy».
Entonces Tomás le dijo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le respondió: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí».
HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO
Es la certeza que nos consuela: hay un lugar reservado para cada uno. Hay un lugar para mí también. Cada uno de nosotros puede decir: hay un lugar para mí. No vivimos sin meta ni destino. Se nos espera, somos preciosos. Dios está enamorado de nosotros, somos sus hijos. Y para nosotros ha preparado el lugar más digno y hermoso: el paraíso. No lo olvidemos: la morada que nos espera es el Paraíso. Aquí estamos de paso. Y Jesús ha resucitado y está vivo precisamente para estar siempre a nuestro lado. Ahora podemos decirle: “Jesús, creo que has resucitado y que me acompañas. Creo que me escuchas. Te traigo todo lo que me turba, mis problemas: tengo fe en Ti y me encomiendo a Ti”. Hay caminos que no llevan al Cielo: los caminos de la mundanidad, los caminos para autoafirmarse, los caminos del poder egoísta. Y está el camino de Jesús, el camino del amor humilde, de la oración, de la mansedumbre, de la confianza, del servicio a los demás. No es el camino de mi protagonismo, es el camino de Jesús como protagonista de mi vida. Es ir adelante cada día preguntándole: “Jesús, ¿qué piensas de esta decisión que he tomado? ¿Qué harías en esta situación, con estas personas?”.
(Regina Caeli, 10 mayo 2020)