Homilía del 9 de Marzo de 2024: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 9 de Marzo de 2024: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura de la profecía de Oseas

Os 6, 1-6

Esto dice el Señor:
«En su aflicción, mi pueblo me buscará
y se dirán unos a otros: ‘Vengan, volvámonos al Señor;
él nos ha desgarrado y él nos curará;
él nos ha herido y él nos vendará.
En dos días nos devolverá la vida,
y al tercero, nos levantará
y viviremos en su presencia.

Esforcémonos por conocer al Señor;
tan cierta como la aurora es su aparición
y su juicio surge como la luz;
bajará sobre nosotros como lluvia temprana,
como lluvia de primavera que empapa la tierra’.

¿Qué voy a hacer contigo, Efraín?
¿Qué voy a hacer contigo, Judá?
Su amor es nube mañanera,
es rocío matinal que se evapora.
Por eso los he azotado por medio de los profetas
y les he dado muerte con mis palabras.
Porque yo quiero misericordia y no sacrificios,
conocimiento de Dios, más que holocaustos».


EVANGELIO DEL DÍA


Lectura del santo evangelio según san Lucas

Lc 18, 9-14

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás:»Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

Veamos si en nosotros, como en el fariseo, existe «la presunción interior de ser justos» (v. 9) que nos lleva a despreciar a los demás. Ocurre, por ejemplo, cuando buscamos cumplidos y enumeramos siempre nuestros méritos y buenas obras, cuando nos preocupamos por aparentar en lugar de ser, cuando nos dejamos atrapar por el narcisismo y el exhibicionismo. Donde hay demasiado yo, hay poco Dios. En mi tierra, esta gente se llama «yo mí, me, conmigo». Y una vez se hablaba de un sacerdote que era así, centrado en sí mismo, y la gente solía bromear: «Ese, cuando inciensa, lo hace al revés, se inciensa a sí mismo». Y así, también te hace caer en el ridículo.

(Ángelus, 23 de octubre de 2022)

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