La confesión es uno de los mayores beneficios de Dios al hombre.
La malicia humana frustra muchas veces ese beneficio haciendo que el hombre no se confiese o no se confiese bien, con humildad, con dolor y propósito de la enmienda.
Cristiano, para que el Señor pueda tener el consuelo de perdonarte, confiésate y confiésate bien.
Da al examen todo el tiempo que necesitas para recordar tus pecados.
Excítate lo más que puedas al dolor y al propósito.
Se muy sincero y claro en la manifestación de tus culpas al confesor y cumple pronto y bien la penitencia.