Este pequeño tratado escrito por San Agustín de Hipona sobre el Sermón de la montaña del señor Jesús según el Evangelio de San Mateo, pretende asistir a todo aquél que desea comprender el significado de las palabras de Jesús dichas en el monte.
La íntima relación entre la ética y la religión como aparece en este sermón fue de gran interés para este santo y la importancia de la idea principal, que Dios es Padre y los hombres sus hijos, prevalece durante todo el análisis de su contenido.
San Agustín después de haber analizado todos los sistemas filosóficos tratando de encontrar la verdad de la vida, la encontró en estas palabras de Jesucristo: una regla completa de vida; Jesús enseña a sus discípulos a vivir la vida de acuerdo a la voluntad de su Padre. En este tratado resume las bienaventuranzas a siete pues considera que la octava es casi idéntica a la primera.
Para San Agustín las bienaventuranzas son las siete etapas hacia la perfección siendo la sétima el grado superior de perfección, la cual para él es la sabiduría. Así dice Jesucristo con respecto a las bienaventuranzas: “Todo aquel que oye estas palabras mías y las lleva a la práctica, lo asemejaré a un hombre sabio que construyó su propia casa sobre roca.
Descendió la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y dieron con ímpetu sobre aquella casa y no se derrumbó, pues estaba edificada sobre roca. Y todo aquel que oye este discurso y no lo lleva a la práctica, lo comparo con aquella persona necia que construye su casa sobre arena. Descendió la lluvia, se desbordaron los ríos y soplaron los vientos y dieron con ímpetu sobre aquella casa y se derrumbó y su ruina fue grande.”
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