Homilía del 4 de Octubre de 2019: Evangelio y Palabra del Día

Homilía del 4 de Septiembre de 2019: Evangelio y Palabra del Día

LECTURA DEL DÍA


Lectura del libro de Baruc
Bar 1, 15-22

«Reconocemos que el Señor, Dios nuestro, es justo, y todos nosotros, los habitantes de Judea y de Jerusalén, nuestros reyes y príncipes, nuestros sacerdotes, profetas y padres, nos sentimos hoy llenos de vergüenza, porque hemos pecado contra el Señor y no le hemos hecho caso; lo hemos desobedecido y no hemos escuchado su voz ni hemos cumplido los mandamientos que él nos dio.

Desde el día en que el Señor sacó de Egipto a nuestros padres hasta el día de hoy, no hemos obedecido al Señor, nuestro Dios, y nos hemos obstinado en no escuchar su voz.

Por eso han caído ahora sobre nosotros las desgracias y la maldición que el Señor anunció por medio de Moisés, su siervo, el día en que sacó de Egipto a nuestros padres, para darnos una tierra que mana leche y miel.

No hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, conforme a las palabras de los profetas que nos ha enviado y todos nosotros, siguiendo las inclinaciones de nuestro perverso corazón, hemos adorado a dioses extraños y hemos hecho lo que el Señor, nuestro Dios, reprueba».


EVANGELIO DEL DÍA


Evangelio según Mateo
Mt 11:25-30

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las hayas revelado á los niños.

Así, Padre, pues que así agradó en tus ojos.

Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo lo quisiere revelar.

Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.


HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO


Un cristiano no debe andar entre tinieblas, porque allí no está la verdad de Dios, pero si cae, puede contar con el perdón y la dulzura de Dios, que lo devuelve a la vida de la Luz. Lo reiteró el Papa Francisco, en su homilía, en la Santa Misa matutina, que celebró en la Capilla de la Casa de Santa Marta, reflexionando sobre la primera Carta de San Juan: «La noticia que hemos oído de Jesucristo y que les anunciamos es ésta: Dios es luz y en Él no hay tinieblas» (1, 5).

Haciendo hincapié en las palabras del Apóstol – que con cariño, como si fuera un abuelo que escribe a sus jóvenes nietos – pone a los creyentes ante la seria responsabilidad de no tener una doble vida: «luz de fachada y tinieblas en el corazón», el Papa subrayó, con la misma lectura, que «si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso». Y recordó la eterna lucha del hombre contra el pecado y la búsqueda de la gracia:

«Si dices que estás en comunión con el Señor, entonces camina en la luz. ¡Pero, una doble vida no! ¡Eso no! Esa mentira que estamos tan acostumbrados a ver, e incluso a caer en ella ¿no? Decir una cosa y hacer otra ¿no? Siempre la tentación… Nosotros sabemos de dónde viene la mentira: en la Biblia, Jesús llama al diablo ‘el padre de la mentira’, el mentiroso. Y por ello, con tanta dulzura, con tanta mansedumbre, este abuelo le dice a la Iglesia ‘adolescente’: ‘¡No seas mentirosa!’ Tú estás en comunión con Dios, camina en la luz. Haz obras de luz, no decir una cosa y hacer otra, no tener una doble vida y todo eso».

Con la Carta de San Juan, resuena de forma especial la dulzura del Evangelio del día, destacó el Santo Padre, evocando las palabras de Jesús, que define ‘suave’ su yugo y ‘liviana’ su carga y promete ‘alivio’ a los que están afligidos y agobiados. Del mismo modo, la llamada de Juan es la de no pecar, pero si alguien lo ha hecho, que no se desaliente:

«Tenemos un Paráclito, una palabra, un abogado, un defensor ante el Padre: es Jesucristo, el Justo. Él nos justifica, Él nos da la gracia. A uno le dan ganas de decirle a este abuelo que nos aconseja así: ‘Pero ¿no es tan feo tener pecados?’ ¡Claro, el pecado es feo! Pero si has pecado, ¡mira que te esperan para perdonarte! ¡Siempre! Porque Él – el Señor – es más grande que nuestros pecados».

«Ésta es la misericordia de Dios, es la grandeza de Dios. Sabe que somos ‘nada’, que sólo de Él mana la fortaleza, y por ello nos espera siempre, dijo una vez más el Papa:

«Caminemos en la luz, porque Dios es Luz. No vayamos con un pie en la luz y el otro en las tinieblas. No hay que ser mentirosos. Y, otra cosa: todos hemos pecado. Nadie puede decir: ‘Éste es un pecador, ésta es una pecadora. Yo, gracias a Dios, soy justo’. No, sólo uno es Justo, Aquel que ha pagado por nosotros. Y si alguien peca, Él nos espera, nos perdona, porque es misericordioso y sabe muy bien de qué somos plasmados y recuerda que somos polvo. Que la alegría que nos da esta lectura nos lleve adelante en la sencillez y en la transparencia de la vida cristiana, sobre todo cuando nos dirigimos al Señor, con la verdad».

(Santa Marta, 29 de Abril de 2019)


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